No eres tú, es la ropa
Es difícil quererse en un mundo en el que constantemente se nos indica cada imperfección.
Ayer hablaba de esto con mis amigas. Mis amigas, déjadme apuntar, son mujeres maravillosas y brillantes, bellas por dentro y por fuera. Y demasiadas veces me estremezco por dentro al oír las cosas que dicen de sí mismas. Oye y no las culpo, porque yo misma caigo en el autocastigo de vez en cuando. Hace poco se me rompió la cremallera de un pantalón. No sabéis el drama. Y en ningún momento se me ocurrió pensar que NO ERA YO, que era el pantalón. Hasta que hablé con una amiga que tiene el MISMO pantalón y me contó que a ella ya se le había roto dos veces. ¿Casualidad? Obviamente que no.
Pero, ¿cómo no vamos a pensar que es culpa nuestra? Si desde el día que nacemos se nos está bombardeando por tierra, mar y aire (léase familia, amigas, sociedad, medios de comunicación) con todo lo que está MAL en nosotras. A ver que levante la mano la que lleve su color de pelo natural, la que no se haya hecho nunca un tratamiento de alisado o antiencrespamiento. Nos diseñamos, teñimos y laminamos las cejas. Nos levantamos las pestañas. Tratamientos faciales y corporales, en cabina y en casa. Medicina estética, skincare y tratamientos. Las uñas, la depilación, el autobronceado.
Dice Naomi Wolf en su libro El mito de la belleza que si un día las mujeres nos levantásemos por la mañana aceptándonos y queriéndonos al 100% habría varias industrias que quebrarían. Pensarás que me estoy volviendo loca tirando piedras en mi propio tejado porque, al fin y al cabo, trabajo en el mundo de la belleza. Pero quizás más que el dinero que gastamos, me preocupa más el tiempo que perdemos en odiarnos y gastamos planeando cómo “arreglarnos”. Es por eso que mi objetivo siempre será ayudarte a que te quieras sin presión y te cuides sin culpa.
Es decir, que si te gusta maquillarte, te maquilles, pero que seas perfectamente capaz de salir a la calle sin maquillaje. Tendrás días que te verás mejor o peor, pero que quieras y cuides tu cuerpo. Que no te castigues si algún día te saltas cualquier rutina: ya sea no tomarte el té matcha o no ponerte el retinol por la noche. Lo máximo que te voy a pedir será que te pongas las crema solar si te da el sol y que te desmaquilles antes de acostarte, pero es que eso es directamente salud.
Asúmelo, los pantalones están mal hechos y los tallajes no tienen ningún tipo de sentido. Y sí, cuesta mucho, porque así nos han educado, aceptar nuestras canas, el encrespamiento, las arrugas y la celulitis (por nombrar algunos de los sospechosos habituales). Pero ojo, te prometo que se pueden ACEPTAR, que es un muy buen primer paso. Porque no vas a creerte Beyoncé todos los días (creo que ni a ella misma le ocurre).
¿Cómo aceptar que no eres perfecta?
1.Agradecer
Agradecer a tu cuerpo lo que hace por ti y lo que te permite hacer ayuda y mucho. Agradezco tener canas porque esto significa que he vivido lo suficiente como para empezar a mostrar signos de la edad (igual con las arrugas). ¿Esta tripa flácida? Es el resultado de mis dos hijos a los que quiero con locura. Esta celulitis no me impide estar fuerte, andar por toda la ciudad, bailar noches enteras ni ir a la playa. Recuerda, a nadie le importa tu celulitis, eso es solo lo que tú te crees.
2.Sentirse querida
Cuándo te sientes genuinamente querida (y quieres tú también), sabes perfectamente que quién te quiere, lo hace de corazón. Igual que a ti no importa la celulitis de tus amigas ni las canas o arrugas que pueda tener tu pareja. ¿Alguna vez te ha caído mejor una amiga porque hubiese adelgazado? Ya te digo yo que no.
3.Cambiar las historia que te cuentas
Aceptarte no significa resignarte, sino cambiar la historia que te cuentas sobre ti misma. Esa cicatriz no es un defecto: es una marca de tu resistencia. Esa voz que a veces suena insegura también es la voz de alguien que se atreve. Reescribe lo que significa cada “imperfección”.
4.Reírte de ti misma
La risa es liberadora. Poder contar tus torpezas con gracia, equivocarte y no morirte de vergüenza, es una muestra de seguridad brutal. La autoaceptación florece cuando dejas de tomarte tan en serio. Ejemplo: “Sí, llegué a la reunión con la camiseta al revés, pero al menos llegué”.
5.Practicar la autocompasión (de la buena)
No se trata de darte pena, sino de tratarte como tratarías a una amiga: con amabilidad, paciencia y sin exigencias imposibles. ¿Le dirías a tu mejor amiga que es un desastre por tener ojeras o no haber cumplido todo lo que tenía planeado? ¿Entonces por qué te lo dices tú?
6.Recordar que la perfección aburre
Los defectos, las rarezas, las contradicciones, son lo que nos hace únicos y, muchas veces, entrañables. Hay algo profundamente atractivo en lo real. La “perfección” suele ser inalcanzable… e inhumana. ¿Quién quiere eso?
7.Rodéate de mujeres maravillosas y diversas
Rodearte de gente que no finge, que muestra su vulnerabilidad, te ayuda a relajarte contigo. La comparación deja de ser competitiva y se vuelve solidaria. “Tú también sientes esto. Yo también. Entonces estamos bien.”
8.Celébrate (siempre)
Haz un pequeño ritual o momento de celebración. Esa cana, esa arruga, ese miedo superado: celébralo. Si puedes encontrar belleza en lo que antes rechazabas, estás transformando la relación contigo misma.
Aceptar que no eres perfecta no es rendirse, es liberarte. Es soltar el peso de expectativas absurdas y empezar a vivir más ligera, más tú. Porque tu valor no está en un número de talla, en una piel sin arrugas ni en cómo te queda un pantalón mal diseñado. Está en todo lo que eres, lo que has vivido, lo que das y lo que sueñas. Está en tu risa cuando te ríes de ti misma, en tu ternura con tus amigas, en tu fuerza cuando decides tratarte con cariño.
No vas a tener todos los días una relación perfecta con tu cuerpo o con tu reflejo, y eso también está bien. Lo importante es que, aunque a veces caigas en el viejo hábito de exigirte más de la cuenta, sepas volver. Volver a agradecer, a quererte, a reírte, a rodearte de lo real. Porque de eso se trata: no de gustarte siempre, sino de no dejar de cuidarte, respetarte y, poco a poco, quererte más. No estás sola en esto. Estamos todas. Y estamos bien.
Muchísimas gracias por escribir esto. Definitivamente lo releeré para cuando tenga sus dudas sobre mí 💗